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Soy mamá de 2 niños varones que han sido mi más grande reto en la vida por muchas razones que compartiré contigo. Quiero contarte mi historia personal ya que decidí un camino diferente al convencional, siguiendo mi intuición y mi sabiduría interior (la cual todos tenemos pero casi nunca escuchamos).
Soy una persona que siempre creyó en la familia, en encontrar el amor, unirte a una persona y formar una familia, con perrito y todo aquello que nos inculcaron debería ser nuestra evolución natural dentro de este círculo tradicional llamado familia. Y así lo hice, encontré "el amor", me casé, compramos la casa, el perro y sólo faltaban los bebés. Pero antes de que los pequeñitos llegaran intentamos establecer la relación necesaria para dar el siguiente paso, lo cual nunca llegó. Antes de que pudiera avanzar la relación, ya había terminado. Y así, con muchas heridas (como las que dejan las rupturas) terminó "el camino natural que deberíamos seguir los humanos".
Confundida y con muchas heridas volví a intentarlo, porque a mí me enseñaron que ese es el camino: matrimonio + hijos = familia = felicidad.
Un segundo intento fallido.
Todavía más confundida, me preguntaba por qué no funcionan las cosas y terminé pensando que los bebés y la familia no eran para mí. Así que renuncié a todo ello, ya que las rupturas son tan dolorosas y dejan tantas cicatrices que no me atrevía a intentarlo de nuevo. Pasó el tiempo y para una mujer con ganas de tener bebés, es importante, porque la Fisiología y Biología nos dice que tenemos un tiempo límite para ser madres, incluso para los hombres también aplica aunque en menos medida.
Eso también nos han enseñado, ¿no es así? ¿Tienes también la misma información?
Entonces mi vida reproductiva y mis ganas de volver a involucrarme en una relación habían llegado a su fin a los 40 años de edad. Y así viví por cuatro años. Durante esos cuatro años me convertí en una mujer más emprendedora de lo que ya era, más viajera de lo que era y más soltera de lo que había sido en toda mi vida. Y para ser sincera, si era feliz o decidí serlo. Trabajaba, socializaba, emprendía negocios, viajaba y llegaban más ideas a mi cabeza. Ideas sobre más negocios, más viajes y más actividades con mis amigos por hacer. Y de repente, un buen día llegó una idea más. Mi vida debe tener un propósito más elevado, con mayor valor y sentido, no creo que mi vida sólo sea para hacer negocios y pasarla bien. Pensé que, por mi personalidad, yo debería dejar un legado en este mundo. ¿Cuál sería ese legado? Y pensé de nuevo en los hijos ...
... Porque he visto cómo esta sociedad necesita un cambio y el cambio debe ser desde el ser humano, desde nosotros mismos y nuestros descendientes.
Y con esa consciencia de hacer un mundo mejor pensé: ¿Qué puedo hacer al respecto? Porque para mí en lo personal, lo tradicional no había funcionado.
No me malinterpretes, no estoy diciendo que la forma tradicional de hacer las cosas no funciona; he visto también familias tradicionales muy exitosas y con valores muy bien cimentados, familias hermosas.
Soy una mujer sumamente analítica, es uno de mis talentos, analizo toda clase de datos y me gusta aprender, así que también leo mucho acerca de temas que me interesan, estos dos talentos emergieron aquel día que a mi mente llegó la idea de que probablemente podía dejar un legado por medio de los hijos.
Dejar mejores seres humanos, para que ellos mismos, a su vez, siguieran la cadena de este legado y pudiéramos multiplicar el cambio que tanto necesitamos.
Así de esta manera surgió la Laura analítica que siempre me acompaña.
Como te has de imaginar en este momento, encontré la persona perfecta para embarcarse en esta idea novedosa, poco tradicional pero con un propósito muy claro.
Investigamos sobre los principales problemas que los niños tienen con padres separados en Estados Unidos y México. Además pensamos en los posibles escenarios que tendría nuestra convivencia y cómo lo abordaríamos.
Tomamos decisiones de situaciones que pudieran suceder en el transcurso del embarazo, la participación económica de ambos, la presencia de papá y mamá en tiempos y momentos, nos pusimos de acuerdo en temas como educación, religión, nutrición, escuelas, hospitales, doctores, seguros de gastos médicos, tutores en caso de muerte de los padres, a dónde ir en alguna urgencia, nombres, etc. Temas en que normalmente los padres tienen mucho conflicto cuando tienen un bebé, según el Department of Family Services en Estados Unidos y firmas de abogados que tratan casos familiares en México. Además de todos aquellos que personalmente pensamos que eran lo mejor para un estilo de crianza único.
Toda esta información la pusimos en un documento oficial que funcionó como contrato. Esto es importante porque fue la única manera en que los dos nos sentíamos seguros de entrar en esta poco tradicional forma de hacer una familia. No por desconfianza del otro, sino para transmitir confianza al otro de que nuestras intenciones eran hacer de esta relación una que funcionara por el bien del bebé que estábamos planeando. Además que con el tiempo pudieran olvidarse algunos detalles y sobre todo nos daba una imagen de cómo podríamos tener éxito en este nuevo formato de familia.
Quiero decirte que no sólo logramos ponernos de acuerdo en todos esos temas, sino que también tuvimos éxito en tener un hijo y decidimos planear un segundo hijo para que fueran compañeros de vida.
Gracias a este ejercicio que hicimos antes del embarazo pude darme cuenta que tenemos mucho menos estrés y podemos enfocarnos en el día a día de los niños, convirtiéndose en una vida más armoniosa. Hay muchas decisiones que tienes que tomar en el día a día de un bebé, así que el habernos puesto de acuerdo con anticipación en los temas principales da espacio a platicar y estar de acuerdo en otros temas que van surgiendo dependiendo de la situación y circunstancias de cada bebé.
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